Pronto la catástrofe provocada por la Union Carbide en la India cumplirá cuatro décadas. Quizás el mayor desastre industrial provocado por el hombre en toda su existencia, y seguramente el mas olvidado. Más de 500.000 personas estuvieron expuestas a la fuga de alrededor de 25 toneladas de gas isocianato de metilo (MIC, UN 2480) esa noche.

Data for UN 2480, METHYL ISOCYANATE
UN-number2480
NameMETHYL ISOCYANATE
Comment
Class6,1
ClassificationTF1
Packing groupI
Labels6.1+3
Danger number663
Transport category1
Tunnel code(C/D)
Special provisions354
Limited quantity0
Excepted quantityE0
Packing instructionsP601
Special packing provisions
Mixed packing provisionsMP2
Portable tank and bulk container instructionsT22
Portable tank and bulk container special provisionsTP2
Tank codes for ADR tanksL15CH
Special provisions for ADR tanksTU14 TU15 TE19 TE21
Vehicle for tank carriageFL
Special provisions for carriage: Packages
Special provisions for carriage: Bulk
Special provisions for carriage: Loading and unloadingCV1 CV13 CV28
Special provisions for carriage: OperationS2 S9 S14

La sala de control de la planta de Bhopal de la Union Carbide detectó un aumento de presión en el depósito 610. Se alcanzaron 3,8 bares al cabo de hora y media. Se detectó que el recubrimiento del depósito estaba agrietado por la elevada temperatura en su interior y la alta presión hizo que se abriera la válvula de seguridad, con una emisión de MIC. Se puso en funcionamiento el sistema lavador de gases y a la 1:00 hora se dio la alarma. El sistema de lavado era claramente insuficiente y se conectaron cañones de agua para intentar alcanzar la salida de los gases, cosa que no se consiguió. A las 2:00, se cerró la válvula de seguridad y la emisión de MIC se detuvo. Las investigaciones posteriores determinaron que se habían emitido aproximadamente 25 Tm de MIC en un conjunto de gases emitidos de 36 Tm. También se detectó que la temperatura en el interior del depósito alcanzó los 200 ºC y la presión 12,2 bares. Sin embargo, el depósito aguantó posiblemente por el recubrimiento exterior, evitando un desastre aún mayor. También se informó que se había desconectado días antes el lavador de gases y que la antorcha estaba fuera de servicio por corrosiones.

La nube tóxica invadió la capital del estado de Madhya Pradesh, en el centro del país. La fábrica de pesticidas de la empresa estadounidense Union Carbide sufrió un escape de gas mortal que se llevó la vida de prácticamente todo aquel que encontraba a su paso. Mucha gente estaba durmiendo a esa hora y no tuvo tiempo de escapar. Según las cifras oficiales del Gobierno, murieron 5.000 personas. Las agrupaciones que dan apoyo a las víctimas suben esa cantidad a 30.000 fallecidos y hablan de 500.000 heridos y afectados con distintas incapacidades. 

Cuatro décadas más tarde, la pesadilla de Bhopal está presente entre sus habitantes.

Las nuevas generaciones no se salvan. Y ya van cuatro. Siguen naciendo niños con mal formaciones, sin brazos o sin una oreja. Muchos mueren nada más nacer. Hasta el día de hoy siguen naciendo con defectos de nacimiento porque sus padres estuvieron y están expuestos al agua contaminada y no hay facilidades médicas para ellos. 

En muchos casos sus padres sufren alguna discapacidad física por el gas, de modo que no pueden trabajar. No tienen dinero suficiente porque no tienen ingresos y deben elegir entre medicarse o comer. Según las asociaciones de afectados, el 93% de los supervivientes recibió en 1989 unos 300 euros de compensación, la única ayuda hasta ahora.

Los activistas y asociaciones que luchan por dar voz a los damnificados en Bhopal, exigen a Dow Chemical, que compró Union Carbide hace más de veinte años, limpie la zona de la fábrica para que las familias no sigan consumiendo agua en mal estado. Pero esta compañía defiende que no tuvo nada que ver con aquel desastre. Por eso evita las citaciones judiciales en el eterno proceso legal que sigue en marcha.

Mientras tanto, la situación de los vecinos de la planta de pesticidas está lejos de mejorar. «Si no se limpia la contaminación existente, el número de afectados por el legado tóxico de Union Carbide seguirá creciendo», señaló Baskut Tunkat, el enviado especial de Naciones Unidas sobre Derechos Humanos y Vertidos Tóxicos.

Un total de 150.000 personas siguen pagando sus consecuencias. La fábrica, ahora abandonada y en manos del Gobierno, es un esqueleto oxidado entre vegetación salvaje. Trescientas toneladas de residuos tóxicos anidan todavía en su interior. El agua de muchos barrios continúa contaminada desde que Union Carbide vertiese restos químicos en estanques mal diseñados que filtraron el líquido al subsuelo y al suministro de agua de las zonas más pobres de la ciudad. Ese agua es utilizada por miles de familias para beber, cocinar o lavar la ropa. Su consumo ha provocado enfermedades crónicas como desórdenes alimenticios y menstruales, malformaciones físicas, problemas respiratorios y de estómago o parálisis.

La importancia del cumplimiento de las normativas nacionales e internacionales en materia de seguridad química e industrial, es determinante para evitar que catástrofes como esta sigan ocurriendo.

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